Publicado el 26/03/2020

La radio en tiempos de coronavirus: cumple 100 años y se vuelve más fuerte

Desde la cuarentena obligatoria, los programas se llenaron de ruidos domésticos de fondo, perros, niños. Las fronteras de la AM y la FM parecen diluirse

La radio, un medio clave en medio de la pandemia

Una horda buceando al mismo tiempo en el océano Netflix podría hacer colapsar el servicio. Un millar de internautas insistiendo en el click, podría reventar Internet y extinguirla. Algo podría cortar el hilo invisible de la fibra óptica cuya capital nacional es Las Toninas. En ese escenario, un medio viejo que en agosto cumplirá 100 años reafirma que no resucitó: siempre estuvo vivo, como servicio esencial tildado de antiguo. La radio en tiempos de coronavirus es vacuna.

 

El 16 de junio de 2019 habíamos tenido una señal de alerta: era vital tener una radio portátil, no como adorno vintage, sí como "salvavidas" comunicacional: ese día ocurrió una falla masiva en el sistema de interconexión. Corte de luz a nivel nacional, celulares y tablet descargados, TV sin poder encenderse. 4 G colapsado y caducidad de wifi. El lema de los radiófilos se imponía en redes sociales, "la radio nunca te deja a pata". 

 

Golpeado, con sus planteles ya reducidos desde hace años y cientos de trabajadores reclamando salarios en deuda, el sector radiofónico resistía como podía antes de la pandemia. Y ahora, tras las disposiciones gubernamentales de permanecer en casa, la radio argentina volvió a achicarse en cantidad de gente en los estudios, pero a agrandarse en presencia. La franja más vulnerable al virus es el segmento más fiel, el adulto mayor. Y el dial se convierte para ellos en esa caricia que ya no puede recibirse.

 

Desde la cuarentena total y obligatoria, los programas se llenaron de ruidos domésticos. El sonido óptimo quedará como requerimiento para otra era. Lo que importa es informar y los periodistas y columnistas lo hacen desde sus casas, con ladridos de perros de fondo, llantos de hijos, ruidos de aspiradoras. 

 

Las emisoras toman la fiebre de sus empleados en los umbrales. Los micrófonos se bañan de alcohol en gel. Las consolas, mil botones, nido de bichitos, se desinfectan. Los papeles manuscritos se evitan. El olor a radio es ahora el olor de la lavandina.

 

Matías Martin reforzando la sección "Llamá a tus abuelos" (estrenada cuatro años atrás), Aspen calmando con sus clásicos serenos, que son como propuestas de meditación musical para contrastar la paranoia y esa sensación diaria de llevar un elefante en el pecho. El Rotativo del aire -inmutable desde 1959- se vuelve moderno. Mitre informa primero es banda sonora de los supermercados. Cada radio hace lo que puede. Y en el marco del #QuedateEnCasaCarajo la misión de la radio es gigante.

 

Las fronteras de la AM y la FM parecen diluirse. La misión es la misma. La radio FM LQ Andina de La Quiaca creó un spot en lengua quechua para que los hablantes de ese idioma no queden fuera de la campaña de prevención del coronavirus. Y CNN radio Argentina estrenará en tres jornadas -en vivo el viernes 20, el lunes 23 y el martes 24 de marzo a las 19- el especial coronavirus. En esta cruzada no importa qué tan importante sea el alcance. Onda corta, onda larga. El océano necesita de cada gota.

 

Con la puerta del hogar cerrada por tantos días, las radios de los pueblos más imperceptibles del mapa se vuelven el Google más poderoso. Tal vecina le comunica a la vecino del kilómetro X que "todos están bien, cambio y fuera".

 

El mundo levanta la bandera de la radio. En la Italia apuñalada por el maldito virus de la corona, todas las emisoras pasan el himno a la misma hora y el mítico Nel blu dipinto di blue, volare, oh, oh, cantare, oh, oh. Los cuerpos ya no entran en los cementerios y la radio grita herida "¡Restate a casa, cazzo!" (Quedate en casa, carajo).

 

Tal vez se venga un mundo sin beso, sin contacto de piel, sin viajes turísticos y con el síndrome del pájaro enjaulado: el día que se le abre la puerta tiene miedo de volar. La radio resiste desde su trinchera. El 27 de agosto llegará a su primer siglo. No hay virus que haya podido apagarla.

 

Autor: Marina Zucchi   I   Fuente: Clarín

 

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